jueves, 30 de abril de 2020

LA DICTADURA DEL FANATICO SALVADOREÑO


Para entender la coyuntura política cotemporánea de El Salvador hay que diseccionar muchas ideas, la primera que estamos en una sociedad polarizada hasta el extremo del fanatismo mas obtuso, y segundo que los jóvenes que creen tener la verdad absoluta tienden a desmerecer a todo aquel que piense diferente, y cuando llegamos a personas que ya no lo son vemos la misma dinámica de intolerancia hasta ver que aunque hayan errores en los políticos que siguen son capaces de hasta morir antes de asumir o aceptar que sus lideres puedan cometer errores, no hay voces de coherencia el extremismo en lugar de formar puentes lo único que vemos son personas que insultan hasta por el más mínimo detalle, recién una persona que la verdad desconozco no solo me insultó cosa que me no me importa en absoluto sino que se atrevió a insultar a mi familia lo cual denota sólo el nivel de fanatismo más osbtuso de parte de dicha persona con un apellido exótico, pero con una toxicidad tremenda, la pregunta más extrema es ¿qué tiene que ver mi familia en la forma que yo piense o de mis ideas políticas? Como lo dijo el mencionado fulano que estaba diciendo que las personas que piensen diferente a él se merecen la muerte, el salvadoreño lastimosamente sobresale más bien por su valor al momento de hablar disparates y no en su contenido cultural o de su aporte a la sociedad mundial, no tenemos muchas personas que sobresalgan en la ciencia, ni en la cultura, sino que las nuevas generaciones quieren emular a artistas, a deportistas , a influencers o todo aquel que sus cuentas de redes sociales tengan miles de seguidores aunque sean intrascendentes de cara a lo que aportan a la sociedad, porque tener dotes histriónicos, o ser un(a) modelo hermoso(a) lleno de hedonismo, no significa que pueda trascender como un científico, tenemos mucho de estas personas pero en plena pandemia del COVID-19 nos hacen falta personal de salud, científicos que trabajen en una posible vacuna o aquellos que inventen algo que impacte a la sociedad misma, así que los salvadoreños nos vemos envueltos en la dinámica del neo marketing social, que nos venden la viralidad de lo intrascendente un niño que prueba jugetes gana millones de dólares porque sus videos son virales y un doctor que explica cómo se trasmite una enfermedad o algún científico social que explica un tema nuevo que puede ayudar a entender el porqué de la violencia intrafamiliar apenas tiene menos de 10 seguidores, los chistes, la vulgaridad, las tonterias esas son las que se convierten en verdaderos fenómenos de masas, es mas popular el humor que la cultura.

Así los salvadoreños nos vemos en medio de un fanatismo y los poderes políticos la usan para hacer que nos insultemos, que nos ataquemos, que los famosos trolles (informáticos que se dedican a atacar a enemigos políticos) andan promoviendo el odio, la agenda del que piense diferente merece desaparecer de la faz de esta tierra, eso es lo que nos convierte en una sociedad odiosa, enferma, extremista y que paga el hecho de confiar a totalidad en sus políticos que no solo salen malísimos, sino que los estafa en su discurso de cambios que no han llegado en tantos años posteriores a la guerra civil salvadoreña, y que todo aquel que logra sobresalir en las aguas turbulentas de nuestra historia sabe usar a su beneficio, es triste que sigamos con uno de los índices de violencia intrafamiliar mas grandes de latinoamerica, que seamos un pueblo con una calidad de educación gratuita que deja mucho que desear, somos herederos de una historia llena de mucho odio, división social y una realidad dialéctica demasiada marcada, los ricos viven literalmente en otro mundo diferente del que anda a pie, del que se sube a un microbus con medio cuerpo al aire para llegar a tiempo a su trabajo cada mañana, de los que sus alimentaciones distan de tener los mínimos de calorías necesarias, de trabajos con salarios que lo único que garantizan es seguir igual para al menos sobrevivir, esos criterios se usan en el discurso populista, pero los políticos por lo general no estudian economía, así que se hacen lo contrario que puede ayudar a reactivar ese aparato económico productivo, así que en esa dictadura de fanatismo salvadoreña nos toca sobrevivir en esa jungla social que hemos creado, sin mencionar lacras como las pandillas, o la delincuencia común que en eso si somos unos verdaderos rudos, pero ese fanatismo en nada aporta más que las personas pasen en una dinámica de insulto infinita, ningún insulto ayuda a mejorar nada, usted no va a resolver ni un ápice de las cosas que andan mal insultando a medio mundo que piense diferente, y eso sin mencionar que el humanismo aquí es bastante precario porque no respetamos la ley, la constitución es ignorada de acuerdo al discurso de quien le convenga, la ley no es el motor social sino es una realidad que no es ni siquiera puesta en su verdadera dimensión.

El fanatismo es tan alto que las personas no ven más allá de sus ideas que son absolutas, vivimos enmedio de una guerra de trolles y de políticos que aprovechan esa realidad para sacar su provecho, somos una sociedad llena de tanto fanatismo que incluso mi familia fue insultada por la forma como pienso, y yo una persona que apoya a un lado del espectro político según un fanático, la verdad no me interesa perder el tiempo intentar hacer razonar a alguien que no lo va a hacer, pero si puedo escribir y hacer notar como somos en realidad somos, una sociedad heridad de su propia dolorosa historia, donde no hemos avanzado en busca de la justicia ni del estado de derecho, donde el fanatismo ciega la conciencia de miles de personas que no pueden ver más allá de las limitaciones de su ideología, mientras no aprendamos a ser tolerantes y respetar las diferencias ajenas vamos a seguir como perros y gatos, o peor como hermanos siameses porque nos ha parido la misma sociedad, amo a mi patria pero somos por el momento un estado fallido porque aquí todo: la política, el Estado, y la sociedad es heredera de sus demonios sociales, no somos una sociedad civilizada porque actuamos como verdaderos incivilizados.

Espero equivocarme al ser tan directo pero mi país tiene demasiada tantos problemas como sociedad que sino lo digo sería callar mi propia conciencia.

Ezequiel Méndez
Lic. en Derecho

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