En la política salvadoreña
siempre existen aquellos que dentro de su militancia ya convertida por los años
en extremismo que no soportan la crítica, muy pocas veces caigo en la seducción
de discutir con extremistas, que más que la clásica discusión caemos incluyendo
yo en discusiones estériles en los eternos desmerecedores de toda crítica, el
izquierdista salvadoreño siempre se ha distinguido por su eterna cerradez
mental a la hora de hacer análisis someramente honestos o en los cuales se
pueda llevar a argumentación hasta niveles académicos, siempre éstos terminan
haciendo lo que por antonomasia han hecho: destruir… a fuerza de vociferar, de
desmerecer, de contra argumentar sin bases
más que la propia simpatía política porque no entienden que el mundo dicotómico
de hace 40 años cuando el que el “imperio” era la fuerza a vencer, y que la
malvada oligarquía y los demás nombres peyorativos que ahora se llaman “champeros”
y miles de referencias al desprecio por una derecha que a fuerza de ser
sinceros aún contra todo pronóstico aún existe y sigue teniendo en términos
estadísticos de un 49,9 a un 50% de la fuerza electoral, muchos emigraron a
EEUU lugar obvio de donde muchos de nuestros compatriotas se marcharon huyendo
de la guerra a finales de los 70s y 80s; éstos se mantuvieron como la vieja
guardia de ayudas llamados “solidaridad” inmersos en el sistema que alguna vez
declararon combatir e incluso empuñaron las armas para enrolarse en las “luchas
populares de liberación”, estos son los salvadoreños (más graciosos) porque
viven en un sistema que de forma sencilla juraron combatir pero se nutren de la
productividad y de la gran opción y ofertas de dinero que existen en la gran
potencia estadounidense.
Cuando se burlan de mí y me
llaman estúpido y me juzgan de escribir estupideces y de llevármela de analista…
bueno eso hago, desde un periódico, desde una revista digital, o desde mi
propio perfil de Facebook, me gusta el libre mercado, soy abogado de profesión
y escritor por vocación, nunca he comprometido mi ideas a alguna de las
extremas, pero ataco a quien en su momento haya que hacerlo; para empezar hay
que cuidar las palabras y lo digo por mí mismo que muchas veces me extralimito
y digo cosas que pueden parecer hirientes pero la verdad de la misma forma
recibo el mismo trato y amor de los eternos izquierdista radicales que como la
inteligencia de los viejos países comunistas del pasado callan cuando se quedan
sin contraargumentos con cuales dar soberanía a sus ideas, eso es lo que más me
hace seguir escribiendo, observar lo horrores de ortografía que acompañan a
éstos seres que aún creen tener un fusil con cual amedrentar a los que divergen
de ellos, a aquellos que desde el insulto creen haber ganado más que una risa
cuando una persona medianamente pensante descubre el error de su argumento ya
sea una falacia o desde una mentira que ayude a difundir su “catequismo
izquierdista” ahora en pleno siglo XXI pasado de moda y hasta obsoleto.
La eterna izquierda lejos de
aplicar sus propios argumentos filosóficos simplemente los ignora: en lugar de
dar un salto cuantitativo en uno cualitativo simplemente se han enquistado en
un sistema que aprendieron a vivir, como los parásitos intestinales aprendieron
a ser un invitado invisible y a sobrevivir
calladamente, son tecnológicos, aunque odien el capitalismo pero si usan
el dinero que encuentran en el sistema que alguna vez juraron destruir, muchos
de ellos ahora diputados y políticos que ya rondan los 60 y 70 años viven en
zonas exclusivas que en el pasado mediante comandos urbanos enviaron bombas o
atacaron de forma frontal, muchos de ellos conservan las ideas y siguen usando
el mismo discurso, pero viven como lo que odiaron combatir podríamos decir que
tenemos un tipo de “rebelde contestatario revolucionario pero con dinero” un revolucionario
moderno que le importa un bledo las clases desposeídas pero si le importa tener
y vivir sin carencias de su amada clase desposeída, podríamos decir usan a la
oligarquía de enemigo aunque les toque ser vecinos de ellos… así es el tópico
de la apestosa y cloaca llamada política salvadoreña, la izquierda en este caso
es el tema de mi escrito, en otro también prometo hablar de las trasnochada y
arcaica derecha la cual tienen mucha tela para cortar también. Por hoy les
envío un saludo a la vieja clase revolucionaria que sigue pensando que la
revolución será el mesías social e impondrán la añorada, difícil y soñada “dictadura
del proletariado”…
EZEQUIEL MENDEZ
ANALISTA POLITICO