martes, 11 de mayo de 2010

LA VIOLENCIA EN EL SALVADOR PARTE I

LA VIOLENCIA EN EL SALVADOR
UNA ESTRUCTURA DE PODER
PARTE I

La violencia en El Salvador ha sido históricamente el medio de expresión: ya sea personal, familiar o social, en la cual las frustraciones y demás emociones se hacen sentir en el seno de la sociedad misma; ha causado guerras ya sea con sus vecinos o al interior de su propio territorio, y ahora la tenemos en una nueva versión: la de las pandillas juveniles, con la agravante que las demás lejos de aminorarse siempre están en el panorama ya sea de forma pasiva y siempre desgarrando al (la) salvadoreño(a) común que tiene que lidiar con tantas adversidades. El culto a la violencia es una norma aceptada, aquel que quiere tener un rol de dominio tiene que demostrar que tanto poder e influencia ejerce siendo violento(a) y despiadado(a) se es con aquellos que se ejercen alguna influencia, desde la madre hasta las empresas ejercen este medio de control porque la sociedad entera está llena de violencia, desde el machismo más radical hasta las peleas entre borrachos se observa el mismo patrón, el más violento domina y se gana un lugar entre sus congéneres. Esa es tristemente las normas de convivencia en una sociedad en donde impera la violencia no el raciocinio ni el respeto, porque ya muchas generaciones han vivido y perdurado con esos esquemas aceptados por todos y todas.

Ahora observamos a pandilleros que se han ganado su espacio a base de balas y fuerza, las personas les respetan porque no le temen a nada y además son ultra violentos y no lo piensan dos veces al momento de enviar a alguien al otro mundo, ese esquema es el que mas nocivo es: las personas de forma pasiva se dejan dominar de aquel que no respeta y además gobierna desde sus propias estructuras de poder, tienen territorio y los demás deben de acatar lo que ellos indican, la ley y la sociedad les deben de entender aunque ellos difícilmente entienden a los que someten con su violencia, cometen delitos y para colmo las leyes les protegen más que aquellos que reciben sus atropellos, la violencia de nuevo ha ganado la partida ella es la que de verdad impera en las calles de barrios y colonias que no tienen otra realidad y de aquellos que a base de miedo someten, abusan y gobiernan desde la violencia más oscura e indolente de la era moderna.

El Salvador es por hoy uno de los lugares menos alentadores para vivir, la situación económica tiene su propio peso, la pobreza esa que históricamente ha cobrado que muchas  personas busquen otros horizontes y otros lugares para subsistir ha cobrado muchas vidas, ya sea por la indigencia, la violencia juvenil, y la intrafamiliar que es la más silenciosa pero no la menos perniciosa, la delincuencia común que ahora camina tan rampante, y hasta el raterismo común y simple tiene aterrado a un pueblo que no tiene otro escape más que el fútbol y la bebida con la cual atempera su triste realidad, esa es la sociedad que hemos construido en estas décadas de gobiernos centrados en la macroeconomía pero que le han dado la espalda a la micro economía aquella que ha sido la base económica de la sociedad misma, por eso somos un país con una cara muy bonita de cara a la transnacionales que ven oportunidades en donde sólo hay pobreza y consumismo obtuso por doquier, esa es la realidad de un país con una inmensa microeconomía desamparada de su estado que lejos de protegerla la ignora, por ello la violencia hace de las suyas, ante tanto desencanto no tenemos otra salida más que explotar ante cualquier eventualidad, por ello la violencia seguirá siendo una estructura de poder, sino cambiamos esos esquemas insalubres la infección seguirá creciendo en cada nueva generación que la reproducirán en su diario vivir, sino apelamos a la educación como un medio y la tolerancia como forma difícilmente cambiaremos esa realidad que nos arropa y destruye de forma lenta y certera, El Salvador se merece una nueva realidad, de nosotros depende construirla y potenciarla, y aquellos que sólo promueven la violencia caerán en algún momento víctimas de si mismos y de lo que han cultivado, no podemos dejar que ellos destruyan a toda una sociedad, merecemos un país que un día se ufanó de ser la Japón de Latinoamérica, la productividad la hacemos todos y la sociedad somos todos, así que entendamos el mensaje: Una célula no puede matar a todo un cuerpo a menos que se convierta en cáncer, y se controlamos las células y las aislamos podemos curar y sanar la enfermedad, así que no debemos de tener miedo a la enfermedad si podemos tener medicinas y tratamiento a tiempo, sólo la ignorancia puede potenciar el miedo y la hecatombe en la cual vive mi patria, si sobrevivimos a invasiones, a catástrofes naturales, a guerras ¿porqué no a esta realidad? podemos el salvadoreño como dijo Roque Dalton en su célebre “Poema de Amor” “…a los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,  los primeros en sacar el cuchillo,  los tristes mas tristes del mundo,  mis compatriotas, mis hermanos.” Que mejor forma de decir lo que somos, y de terminar un artículo que espero te haga pensar en la violencia que nos arrebata y de cómo podemos cambiar aunque sea de forma mental nuestra realidad.

Ezequiel Méndez
ezek71@soundmute.co.cc
http://soundmute.co.cc