A finales de la década setentas cuando empezaba a gestarse
una guerra que iba a llevarse más de una década en el diminuto EL Salvador
nadie hubiese podido ni siquiera imaginar lo que iba a dejar a nivel social
dentro de la sociedad que iba a entrar en un período de auto castigo y de
violencia inimaginables, el primer efecto marginal o instantáneo son los
refugiados que huyen de la violencia directa en su gran mayoría personas
campesinos receptores de una guerra cruel y directa, luego se le fueron sumando
varias sectores no necesariamente los mencionados anteriormente sino personas
que vivían en las periferias sub urbanas y en el gran cinturón de miseria
llamadas “champas” en El Salvador se sumaron a éste fenómeno migratorio la
inmensa mayoría eligió buscar mejor suerte en los EEUU los cuales muchos tenían
familiares sobre todo en el Estado norteamericano de California tanto el Los Ángeles
como en San Francisco la comunidad de salvadoreños fue bastante significativa
en aquellos años tempranos de una guerra que iba a significar al menos 70,000
muertos en un país bastante aquejado por miseria y violencia.
Cuando éstos jóvenes que llegaron prácticamente afectados
de ver un escenario cruel de violencia de una guerra y se encontraron con
pandilleros en los ángeles allá por el año 1980 y se encontraron con personas
que quisieron impresionarles con sus actos vandálicos y violentos tales como
los ‘Bloods’ o los ‘Crips’ y éstos pensaron que iban a aterrorizar a unos
muchachos que venían de ver la muerte en un escenario aún más cruel que el que
éstos párvulos de la violencia mostraban en California se sorprendieron de lo
que iba a generarse en esta triste e infeliz simbiosis, éstos jóvenes
centroamericanos se sumaron a esta oscura realidad dando nacimiento a una de
las pandillas más terribles como fue las “maras” en dos vertientes la MS 13 y
la M18 que era por lo general en referencia a calles o zonas de influencias que
tenían en sus ciudades de origen, luego salieron otras con nombres más
específicos como la “mara salvatrucha”, todos ellos se convirtieron en menos de
10 años en verdaderos maestros del crimen, los pandilleros norteamericanos
jamás se imaginaron la crueldad de éstos jóvenes que habían visto de cerca la
muerte y el poco miedo que le tenían a un país que los acogió y les dio
oportunidades que desperdiciaron formando éstas entidades criminales, cuando
llegó la paz a su país de origen ya muchos habían hecho interminables actos
criminales y así a finales de la década de los mismos 80s y principios de los
90s éstas personas empezaron a devolverse por deseo propio y otros en parte
para huir de las autoridades que les perseguían y les encarcelaban.
Cuando se firma la paz en 1992 y El Salvador vuelve a su
normalidad como nación, éstos jóvenes ya con la influencia de los valores
propios de una realidad ajena a la centroamericana empezaron a ser deportados de
regreso a El Salvador, muchos eran de diversos orígenes no sólo salvadoreños
algunos de Guatemala, Honduras y Nicaragua se refugiaron en sus países de origen
pero no se apartaron de un estilo de vida que ya les había gustado: el crimen,
en el paso migratorio de la inmensa cantidad de personas que quieren entrar a
EEUU incluye el sur de México los cuales también empezaron a repoblar zonas que
entendieron eran bastante transitadas y necesitaban un control pandillero y así
empezaron a internacionalizar las pandillas, primero en el sur de México luego
en toda la República Mexicana estos pandilleros empezaron a convertirse en el
brazo armado de otras organizaciones criminales, así el crimen de las pandillas
encontró en dos décadas un cultivo de fermentación bastante fuerte, la
desigualdad, la falta de oportunidades y una clase política indolente e
ignorante de su realidad económica los fue no sólo marginando sino
convirtiéndolos en una clase social no solo temida sino indeseable y marginada
de todo beneficio, de oportunidades porque muchos de ellos terminaron en las
cárceles, muertos y bastantes señalados como lacras, pero la realidad fue que
ellos resultaron ser la mezcla de la violencia norteamericana con la
centroamericana lo cual resultó ser bastante peor que lo que ambas por separado
eran, ni los EEUU ni sus países de Centroamérica los han aceptados o ayudado,
así que éstas personas han seguido con un submundo lleno de violencia, abuso,
de crimen y de marginación social producto de lo oscuro que aprendieron en sus
inicios; ahora buscando nuevos horizontes han iniciado una emigración a Europa
en donde desean expandir su círculo de influencia criminal, de la mano de los
carteles de la droga y del crimen organizado han querido abrir nuevos “horizontes”
en España han sido identificados estos personajes abriendo camino al
transnacionalismo de lo que ellos significan, quieren ser igual que las
trasnacionales que abren sucursales por todo el mundo y así tener poder e
influencia global, ya la sociedad cansada de sus abusos y violencia han sido
estigmatizados y satanizados por la mayoría de personas comunes y corrientes
que no los desea, por ello han iniciado la etapa de expansión incluyendo
regiones que les han sido ajenas tales como Europa, el oriente medio e incluso
la misma Rusia están dentro de los planes futuros de éstas organizaciones
criminales.
Estos pandilleros se convirtieron en una sociedad paralela
la cual improductivamente han herido y mermado a los países que los han tenido
que soportar por tanto tiempo, incapaces de absorberse dentro de la maquinaria
productiva de cualquier lugar, se quedaron siendo parte del crimen organizado y
de las asociaciones ilícitas, así llegaron a un punto que nadie los deseas ni
nadie los quiere en sus territorios, al igual que en el pasado convertidos en
una minoría social aducen ser receptores del ostracismo e intolerancia de la
sociedad, el gran problema es que ellos olvidan los derechos ajenos pero
reclaman los propios, olvidan que afectan a una sociedad ya llena de muchas
desgracias y problemas y ellos han sido parte de esa misma situación; que han
generado caos, abusos y criminalidad rampante en sus zonas de influencia, que
con un simple perdón las personas no les van a aceptar tan fácilmente, son los
parias de la sociedad consumista contemporánea, extorsionan, asesinan, roban y
hacen cualquier cosa para obtener fondos y vivir sus vidas a la cual le dicen
la “vida loca”, pero el pueblo que no tiene tiempo para locuras debe de vivir
al margen de éstos actores sociales, y ya llevamos varias décadas soportándoles
y callando sus abusos y excesos, con el terror y la violencia que ellos
significan, la sociedad deberá seguir y detenerlos, eso depende si la misma no
explota ante semejante abuso, es tiempo de afrontar con responsabilidad dicha
problemática es tiempo de asumir la responsabilidad y como una sociedad moderna
sentarse a plantear soluciones a una problemática compleja, debilitante y difícil.
Salvador Ezequiel Méndez
Twitter: @ezek71
Ezek71@gmail.com