Hace 20 años en 1992 iniciaba una
nueva etapa de la vida política y social de El Salvador, un país que había
estado por más de una década sumido en una cruenta y cruel guerra civil
iniciaba el camino inexorable hacia la paz, un gobierno que en aquel entonces representaba
a un sector económico definido como era el capital poderoso y representativo
del sector político de derecha y una guerrilla partida en muchas facciones
multicolores y diversa dentro del pensamiento de izquierda se había sentado y
llegado a un consenso de acuerdo a los nuevos aires de aquellos momentos, el
mundo como tal cansado de una guerra fría, para sorpresa de muchos la ya desgastada
ideología política de izquierda había decidido junto con la dogmática y
arcaica derecha salvadoreña definir un nuevo rumbo de un país que lo único que
había hecho en ese período llenar las titulares de las internacionales
mundiales mostrando la cara fea de una guerra civil que llevaba ya muchos
muertos detrás de sí, lo novedoso de aquel proceso fue que tuvimos que
acostumbrarnos a una nueva realidad: la de la paz, una paz que de hecho yo
nunca había conocido ya que mi niñez entera había transcurrido con la triste
realidad que una guerra supone, yo nací en 1971 y la guerra nos tomó de
sorpresa con una década previa llena de violencia, secuestros, balaceras,
masacres y muchas historias oscuras de la realidad política salvadoreña hasta
que el 10 enero de 1981 se lanzó la primera “ofensiva al tope” de la guerrilla
salvadoreña iniciando así formalmente 12 años de una guerra civil que se nos
llenó de mucha violencia, muerte y sobre todo de dolor al seno de las familias
de un pequeño país como es El Salvador.
Mientras un enero marcaría el
inicio fue otro enero ya en 1992 que nos traería la finalización del mismo ese
recordado y memorable 16 de enero del mencionado año tuvimos la alegría de
retornar a un proceso que nos había costado vidas, infraestructura, sacrificio
en término sociales y económicos, y sobre todo el daño emocional a toda una
generación entera que habíamos nacido en la guerra y crecido como una realidad
cotidiana en lo que duró la misma, la paz era un reto, un camino de tolerancia
nunca experimentado en la virulenta sociedad salvadoreña de antaño, dos
enemigos que jamás habían empatizado debía como reto histórico ahora crear una
nueva sociedad desde cero, tomar el camino de la convivencia común y civilizada,
aprender a vivir aunque sin estar de acuerdo en la agenda política e ideológica
en una misma sociedad de manera pacífica sin recriminaciones e insultos por
parte de ambas partes. Los señalamientos y los insultos ahora ya no había que
acompañarlos con armas sino desde la arena política en donde debería de
aprender a convivir y sobre todo a aceptar la inevitable realidad que aunque dialécticamente
estaban condenados a enfrentarse era mandatorio también aprender a convivir de
forma moderna dentro de una nueva realidad jurídica y social.
La histórica Chapultepec en México
vio unos de los momentos más dulces de la vida política y social de El Salvador
cuando la delegación del Gobierno Salvadoreño encabezada por Alfredo Cristiani
y la de la Guerrilla Salvadoreña con sus Comandantes de los que sobresalía un
sonriente Schafick Handal y Joaquín Villalobos íconos de la guerra estaban ahí
sentados un lado del otro ya como actores de un momento que reescribiría la
historia del pulgarcito de América ahora como ejemplo al mundo de cómo llegar a
una paz por medios razonables como lo era un acuerdo en que ambas partes
cederían y sacrificarían per se aspectos relevantes de su realidad política y
acoger de forma abierta a una naciente paz y moldearla desde cero entiendo que
era un nuevo camino.
20 años después El Salvador tiene
otros problemas pero es innegable el valor de aquel momento histórico del 16 de
enero del 1992, ahora cuando vemos hacia atrás una generación entera pudo
conocer una nueva sociedad más tolerante, más abierta a la crítica, menos
rígida en términos sociales, y que pudo caminar no sin sus problemas y desventuras
el áspero camino de la paz, ya que la misma tuvo retos y su dinámica propia,
ahora podemos entender lo que términos de sacrificio la guerra nos dejó como
lección: Si queremos avanzar en el proceso histórico tenemos que aprender a
convivir respetando al adversario político, tolerando la diversidad y
entendiendo que como dijo el Estadista Mexicano Benito Juarez “El derecho al
respeto ajeno es la PAZ.”
Dedicado a todos aquell@s que
cayeron en la guerra y que por ello ahora nosotros podemos respirar una nueva
sociedad.
Ezequiel Méndez
ezek71@soundmute.co.cc
http://soundmute.co.cc
1 comentario:
Me gustó mucho tu comentario. Me parece que tu estilo es libre, flexible, sin entuertos literarios. Es innegable el valor de esa fecha y de los hechos que lo acompañaron. A veces oigo a ultraderechistas hablar de "los guerrilleros" como extraterrestres come niños y despiadados. Y a pesar de que yo no soy de izquierda, no me queda mas que aceptar que sin su concurso no hubieramos llegado a ser lo que somos. Obviamente, para que existiera un conflicto debia haber, tambien, una causa. A pesar de que El Salvador no es lo que era, aun nos queda un largo camino que recorrer. Tengo la esperanza en mi corazón de ver a nuestra sociedad progresar a una que sea mas orientada a la persona y menos a las politicas populistas y los dueños de los medios de produccion. Una sociedad en la que un medico y un maestro tengan mas valor que un entrenador extrajero al que se le pagan miles de dolares por un equipo que no produce nada o donde los politicos se reparten las tajadas mas grandes. Que Dios te bendiga querido Ezequiel.
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